Si el Balón de Oro se diera al mejor jugador del mundo y no al mejor jugador de la temporada, siempre se lo llevaría Leo Messi. Es una realidad como una catedral de grande. Pero, claro, no sería ni justo ni atractivo. Su talento es indiscutible (le preguntes a quien le preguntes) y su aportación al Barça totalmente necesaria. Es verdad que con la Albiceleste tiene un gafe que no ha podido quitarse y no triunfa como un jugador de su calaña debería. Y, en año de Mundial, esto juega una mala pasada a la hora de elegir al ganador de trofeo. Esto, previsiblemente es lo que pasará este año.
Messi no se lo llevará, pero tampoco Cristiano Ronaldo, quien los últimos años ha seguido su estela e incluso ha logrado igualarlo con cinco balones dorados sobre su vitrina. Si es verdad que el luso ha ganado una Champions y comenzó la cita mundialista enchufado, pero ni siquiera logró llegar a los cuartos con Portugal. Se acabó la competición entre Messi y Cristiano, tanto en la Liga como en la lucha por el Balón de Oro. Tampoco Neymar —el que se creía que podía ser sucesor de los dos craks— será el que impida que alguno de ellos gane el sexto premio debido a su ‘no descacada’ presencia en Rusia.
Y es que estamos ante una nueva era, siempre que los periodistas que votan lo permitan. Y ojalá que así sea. El Balón de Oro “está considerado como el mayor honor individual a nivel futbolístico del mundo”, afirman desde France Football, la revista especializada que lo otorga. Para obtenerlo, no vale con ganar una Liga o una Champions, tienes que haber ganado algo más difícil, como lo es un Mundial.
En nuestra memoria siempre quedará aquel Balón de Oro que debería haber ganado Andrés Iniesta (2010, cuando España ganó el Mundial de Sudáfrica). Antes, en año mundialista, se lo llevaron Fabio Cannavaro, después de que Italia se alzara como Campeona del Mundo; Ronaldo Nazàrio cuando la ganadora fue Brasil o Zinedine Zidane, con Francia en lo más alto.
Y es que (exceptuando el año 2014 y 2010, que se lo llevó Messi), en años de Mundial, lo habitual es que lo gane algún integrante de la selección campeona. Este año estaba merodeando entre croatas y franceses, y no era desmesurado meter en la quiniela a estrellas del estilo de Mbappé (Francia), Modric o Rakitic (ambos de Croacia). Sin embargo, tras la gran final, el firme candidato que arrasa todas las apuestas es Antoine Griezzman, actual campeón del Mundo con los galos y autor de uno de los cuatro goles que dieron la victoria a su selección. También fue el que provocó el autogol de Mandzukic y el que lanzó el córner que provocó el penalti que marcó. No podía hacer más en 90 minutos y eso podría llevarlo a lo más alto.
De esta manera, por fin, Cristiano y Messi dejan de ser los claros favoritos para ganar el Balón de Oro y…. Griezmann (que también ganó la Europa League este año con el Atlético de Madrid) es un gran sustituto. Lo veremos a final de año, para lo que todavía queda mucho, casi un mundo.